sábado, 13 de abril de 2024

LA PROCESIÓN DEL SILENCIO. LA PROCESIÓN DE LOS COFRADES.

Ante la expectación de la grey casi petrificada, sigilosamente unas expertas manos ˗las mismas de todos los años- manipulan las palancas del alumbrado de las calles aledañas a la Catedral con eficiencia prevista.

Igual que la hora nona del primero de los tres días que anunciaron nuestra Redención se sumió en plena oscuridad, sobre la ciudad de San Cristóbal de La Laguna la falta de luz es impenetrable en la secunda vigilia.  

Los corazones laten muy deprisa y las respiraciones se entrecortan con suspiros contenidos bajo el antifaz de los hábitos de los cofrades mientras su devoción emocionada se desborda.

El silencio es ahora el sonar tintineante de unas campanillas y el retumbar sobrecogedor de unos regatones al apoyarse en el suelo, mientras, al unísono acompasado, los hombros hacen de sábana al Señor Difunto en su camino humano hacia a la sagrada sepultura.

La multitud de fieles, curiosos, e incluso de quienes se resisten a creer y sin saberlo ya están creyendo, abarrotan las aceras buscando el instante en que puedan ser partícipes en primera fila del fúnebre cortejo.

Sin embargo, los atentos penitentes solo atienden a la razón de su honorífico trabajo, que no solo es tradición: es entrega, ejemplo y testimonio.

Entre el incienso y el humo de la cera, la procesión se detiene en cada cruce proclamando el momento en todas las perspectivas de la urbe patrimonial, leal, fiel y de ilustre historia. Brilla la plata de la urna que con rodillos y cinceles modelaron anónimos orfebres laguneros. Los angelitos custodios no pierden cuidado del glorioso cadáver con su melancólica mirada.

El templo de Santo Domingo se convierte en sepulcro donde todos le rinden homenaje en forma de besapié en ceremoniosa despedida; sin embargo, nadie se marcha triste ni acongojado porque saben que sus palabras se cumplieron: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás».



Jesús Maury-Verdugo García.

domingo, 7 de abril de 2024

HAY TRES JUEVES EN EL AÑO QUE RELUCEN MÁS QUE EL SOL

Este refrán anunciaba antaño las festividades celebradas ese día de la semana: «Jueves Santo, Corpus Christi y Jueves de la Ascensión». 

El Jueves Santo hoy es el jueves superviviente de esas solemnidades, en el que ogaño como antaño celebramos la institución de la Eucaristía y del  Sacramento de la orden sacerdotal. En la tarde nos reunimos en la celebración en la Cena del Señor, centro verdadero en la vivencia de ese día.

Los cofrades participan en la solemne procesión intramuros del Santísimo hasta su reserva en el Monumento, para iniciar apresuradamente a su finalización los preparativos de la salida a la calle: encendido de las velas y las luces del paso; reparto de cirios, varas e insignias; los cuatro faroles y la cruz guía se colocan en la nave de la iglesia mientras el maestro de ceremonias avisa y ordena a los cofrades en la inminente partida invitándoles a que se organicen.

El efecto de luces único que el poniente arma al abrirse la puerta principal es único e irrepetible. Los cofrades están ya en la plaza esperando que a la hora en punto fijada, un año más, la imagen del Señor de la Humildad y Paciencia se enmarque en el varias veces centenario arco de la puerta conventual.

Suena el himno nacional y una marcha procesional interpretada por la banda de cornetas y tambores que de toda la vida acompaña al Señor, mientras éste permanece inmóvil, expuesto al silencio de todas las miradas que, como cita ineludible, han acudido hasta esta zona de la ciudad, muchos elegantemente vestidos según exige el protocolo del día.

El largo camino de los cofrades que revisa la urbe de punta a punta con un recorrido de ida y vuelta se hace muy corto; el cansancio no se nota.

La penitencia y la promesa cumplida lleva al cofrade al rezo y a la meditación ante el icono de un Jesús dolorido y flagelado que parece esperar su crucifixión y muerte aún cuando ya tiene en su costado, manos y pies los estigmas de haberlas sufrido. Le acompañan dos altivos angelitos que bien parecen ayudarle a soportar el próximo martirio de la cruz que tiene a su siniestra, bien parecen consolarle tras haber sido descendido de ella y que, aunque humilde y paciente, se presenta victorioso.

Eucaristía y pasión en la esencia del Jueves Santo en la iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán de San Cristóbal de La Laguna.

Y cualquier otra cosa fuera de lo que les he contado, ciertamente «no es nada del otro jueves». Créanme.

Jesús Maury-Verdugo García.

                              

lunes, 19 de febrero de 2024

CUARESMA MMXXIV

Ya adentrados en una etapa muy significativa para todos los fieles y en especial para nosotros, los cofrades, les dejamos para su reflexión y disfrute esta recopilación de emociones y sentimientos encontrados resumidos en un vídeo. 

Que nos sirva para vivir la Cuaresma con Fe y devoción.

viernes, 2 de abril de 2021

Jueves Santo: Día del Amor Fraterno

 Ayer celebramos en nuestra Parroquia de Santo Domingo, la Eucaristía en la Cena del Señor y posterior reserva del Santísimo Sacramento en el Monumento.

Durante la misma se nos recordó la importancia de esta Eucaristía como si fuera la primera o como si fuera la última , es la Eucaristía.  

También se realza el Amor Fraterno, el Amor al prójimo, el Amor en todo su contexto, enfocando en como Jesús nos ama hasta el limite, hasta dar la vida por nosotros.

La iglesia se llenó con el aforo permitido, recordemos que el protocolo COVID-19 actual solo nos permite el 33% del aforo.  


martes, 30 de marzo de 2021

Las virtudes de tener Humildad y Paciencia

Ayer , Lunes Santo, celebramos en nuestra parroquia la Eucaristía en honor a nuestro Titular, el Señor de la Humildad y Paciencia, en el transcurso de la misma se bendicieron las medallas y se le impuso el habito a dos nuevos cofrades .

Nuestro Director Espiritual Don Juan Pedro, hizo una bella reflexión ante la imagen, expresando que la humildad y la paciencia son dos grandes virtudes del ser humano y que Jesús en este momento evangélico lo hizo valer para nuestra salvación.

La misa se celebró respetando el protocolo COVID-19 se distanciamiento, aforo y demás.